El parque histórico-militar Morro-Cabaña
Lo conforman
dos reductos de la magnitud del Castillo de los Tres Reyes del Morro (1630) y
la fortaleza de San Carlos de la Cabaña (1774), catalogada en su momento como
la obra cumbre del sistema defensivo abaluartado. Precisamente desde esta última fortificación se dispara cada noche,
a las nueve en punto, un cañonazo de salva que en llamativa ceremonia rememora
los tiempos cuando sendos fogonazos (en horas de la madrugada y al anochecer)
constituían la señal convenida para abrir o cerrar las murallas de la ciudad y
para colocar o retirar la enorme cadena flotante de madera y bronce que daba
acceso al puerto de la villa.
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